fbpx

A medio camino

Psicoterapia Autoconocimiento Girona

No sé si os ha pasado alguna vez, estar en ese momento, en el momento del Impasse, en que ya no eres lo que eras y todavía no sabes lo que eres ahora.

Es una sensación que en mi caso aglutina un amplio abanico del continum que va del sufrimiento al placer, del dolor a la gustera. Todo depende de cómo yo sea capaz de relacionarme con ello, esto lo sé ahora, hace un tiempo pensaba que dependía de lo que me acontecía en ese momento y de cómo yo era capaz de encararlo, venía de fuera. Aprender que cómo veo las cosas depende de la decisión que tomo en cada minuto de mi vida, que está dentro, fue todo un descubrimiento.

Al principio se apoderó de mi el miedo a equivocarme con una sensación de protagonismo en mi propia vida que me ayudó a entrar de pleno a habitar mi cuerpo y mi día a día como nunca antes lo había hecho. Anteriormente solía fantasear, proyectar y huir al futuro o al pasado para eludir lo que de verdad me estaba pasando en aquel momento. Cuando fui consciente de ello y pude sentirlo de verdad, el miedo se transformó en una profunda sensación de Responsabilidad para conmigo misma y con mi vida que actualmente es lo que me ha dado alas. Siento que ser consciente de que decido cada día cómo quiero relacionarme con lo que me pasa, al final, ha sido liberador y me ha descargado de la culpa, la vergüenza i el ‘no sé’.

He estado allí, varias veces, unas sin saberlo y otras sabiéndolo, saber es más llevadero para mi gusto. Es una sensación de abismo, de estar al borde de un acantilado con la punta de los pies todavía rozando la tierra y al borde de la nada. Sin valla ni puerta ni camino delante, simplemente el vacío extendiéndose por doquier y ofreciendo una estampa dantesca y repleta de oportunidades que en ocasiones pueden sonar a desafíos. He estado allí, en ese momento en que cuando he querido mirar atrás ya no he podido reconocer lo que había y he sentido que se había esfumado en el recuerdo lo que había sido, y he pensado “ya no soy lo que era, ya no me encuentro cómoda estando donde estaba, haciendo lo que hacía, pensando lo que pensaba…” y no es ni mejor ni peor, simplemente es diferente. He estado allí, y lo que me ha resultado más difícil estando en el Impasse ha sido no poder saber lo que iba a ser a partir de entonces. Cuando he estado al borde del acantilado y he visto la caída, pero no el final…es de vértigo. Y he sentido ese vértigo, no saber a dónde me dirigía, no saber con exactitud cómo acabaría siendo, qué acabaría haciendo, cómo sería mi nueva forma de estar en el mundo y de relacionarme con él. Y es en este momento del Impasse, al borde del vacío y de un mar de posibilidades que he sido capaz de soltar, de dejar ir el control y de confiar en mí y en la vida. Y sin planearlo ni buscarlo ni siquiera imaginarlo, me han salido las alas.

Fue en un momento de Impasse y tras años de gestación que nació Sine Grow, di a luz el Proyecto que actualmente refleja mi actual mirada del mundo y que responde 100% a esa sensación tan efímera de cuando estoy exactamente donde quiero estar, haciendo lo que siento que he de hacer.

Y asumo la responsabilidad de decidir a cada momento, y tomando mis miedos de la mano conscientemente me comprometo a ofrecer al mundo y a la vida mi mejor e imperfecta versión.

Y es desde aquí que me comprometo a acompañar, desde el respeto y el amor, como también han hecho conmigo, a aquellas personas que decidan conscientemente comprometerse con su propia vida y su bienestar. Será un placer estar allí de nuevo, donde he estado, en el impasse, con la punta de los pies sintiendo el vacío. Ese vacío que viene del proceso y suele ser preludio de nuevas miradas.

¿Y a ti? Para qué te ha servido el Mindfulness

post-blog-sinegrow-2

Esta pregunta viene siendo la pregunta estrella últimamente entre mis amigos y familiares más cercanos. Mindfulness está cada vez más presente en ámbitos donde hasta hace poco meditar era algo raro y mal entendido, donde “la presencia” se entendía como la capacidad de transmitir autoridad y posicionamiento.

Por suerte, actualmente Mindfulness o Atención plena, genera, como mínimo curiosidad.
De ahí viene la pregunta que voy recibiendo últimamente. Y realmente reconozco que me encanta, porque ella misma contiene la esencia de lo que es Mindfulness: experiencia y práctica. La pregunta no viene siendo “¿Qué es mindfulness?” sino que se centra en qué me ha aportado practicar. Y la práctica es uno de los pilares de todo entrenamiento, de este también. Método y Actitud son también pilares.
Podría comentar los beneficios generales que realmente he podido experimentar a raíz de mi práctica, como mayor tranquilidad y pausa interior, capacidad para parar antes de reaccionar ante situaciones complejas, profundidad en el conocimiento de mi forma de percibir y entender el mundo y muchas otras. En este caso voy a compartir realmente para qué me ha servido en mí día a día.
Me encantan los retos, y mi sistema emocional del impulso y la motivación está muy presente y desarrollado, así que suelo embarcarme en ideas, proyectos y actividades varias que me parecen maravillosas, atractivas e imposibles de prescindir.
Mindfulness, en este caso, me ha ayudado en dos aspectos.
Primero en ser consciente, momento a momento, de lo que significa cada “sí” que emito y en contemplar, en el momento de cada propuesta, mis emociones, pensamientos y reacciones corporales. Eso me ha permitido entender cuáles de los retos eran realmente retos que me iban a ayudar a crecer o retos que podían mermar mi energía. En definitiva he aprendido a decidir conscientemente, sin dejarme llevar por el momento. Esto me produce una inmensa satisfacción, cuando digo “sí”, voy a por todas, cuando digo “no” no me queda la menor duda de que ha sido una decisión acertada para el momento.
Y segundo, he aprendido a enfocarme. Una vez embarcada en mis múltiples tareas, el tiempo, literalmente, me rinde el doble que antes. Soy capaz de focalizarme, de entregarme plenamente a lo que estoy haciendo en un momento dado, evitando las distracciones, o mejor aún, siendo consciente de las distracciones y volviendo a mi tarea en cuanto me doy cuenta. Y esto me permite ser mucho más eficaz, “donde va el foco, va la energía” me repetía el que considero mi maestro de iniciación, y así me ocurre.
Tengo suerte, mí día a día me provee de incontables oportunidades para llevar a la práctica lo que entreno cada mañana sentada en el cojín. Como entiendo que puede ocurrirle a cualquier ser humano. Para mí el Quit de la cuestión ha sido el ser Consciente de que “esos momentos peliagudos” SON las oportunidades diarias para practicar informalmente. Y es que la vida tiene la mágica capacidad de ponerle delante a uno lo que necesita practicar. Solo por dar un ejemplo, soy madre de dos personitas que me adiestran diariamente en paciencia, ternura, empatía y comprensión. Y es que, como decía El Principito, “todos hemos sido niños antes de ser adultos”. Ahora cuando veo por la mañana a mi retoño, luchando contra la distracción, entre encestar el calcetín en el pié y revisar el álbum de cromos del fútbol, consigo entender la enorme dificultad de su situación y sentarme a su lado. “¿Te ayudo?, cómo lo ves si primero acabas de vestirte y luego revisas tus cromos?”. La alternativa es “¿Todavía no estás vestido?¿Pero qué has estado haciendo los últimos 20 min??!!”. Lo que ha estado haciendo es obvio, no hace falta remarcarlo, no aporta nada, me enfoco a la solución.
Y esto no quiere decir que SIEMPRE logre practicar durante el día, en cada OPORTUNIDAD que se me ofrece, lo que sí quiere decir, es que ahora soy consciente de cuándo he reaccionado y cuándo he respondido. Para mí, actualmente, hay un abismo entre una y otra.
A mí lo que realmente me gusta, es el Mindfulness de guerrilla, el que nos permite realizar, sentir y comprobar cambios reales en nuestro día a día, estar donde ocurre la vida, momento a momento, conectada y practicando vivir el presente de forma consciente.